«Los hombres no saben ver todas las cosas del día como nuevas –pensaba Palmyra, volviendo en su obsesión –. No saben sentir los besos en las manos que dan las cosas inanimadas cuando son plácidas y silenciosas, cuando apenas ven a nadie.»
Ella sabía ser una viajera diferente cada mañana. Los otros pensaban en ciudades lejanas. No sabían quedarse definitivamente».
La Quinta de Palmyra.
Ramón Gómez de la Serna,
Barcelona,1968.
Ed. Bruguera