Hoy me llamó una editora para decirme que no a un proyecto. Y en lugar de entristecerme hoy sentí que el mundo era más amable, se molestó en llamar y explicar los porqués, no hacía falta, pero lo hizo. Hay veces que los proyectos no encajan en un lugar porque les espera otro lugar y está bien. Es entendible y normal. Y lo agradezco públicamente porque las formas importan. Gracias.