Gracias a todos los que me habéis felicitado, llamado o pensado.
Ha sido un buen día.
He cumplido 44 años.
44 es dos veces mi número favorito, así que estoy doblemente contenta.
Nací el mismo día que Gloria Fuertes y no sé si quiere decir algo, pero si me acerca a ella un poquito, me doy por satisfecha.
Yo que no soy creyente, debo de tener un ángel de la guarda (o algo así) a tiempo completo porque en estos años lo único que no ha hecho es aburrirse, lo he tenido muy ocupado y se ha portado muy bien.
La suerte me ha acompañado siempre.
Si hago balance no me quejo, estaría loca si lo hiciese.
Conocí a los 22 al hombre de mi vida y 22 años después sigo con él.
Tengo dos hijos maravillosos que parece que se hayan criado en lugares diferentes por lo distintos que son, pero tienen lo esencial en común: son buenos, buena gente, capaces de ponerse en el otro lado y me siento muy orgullosa de ellos.
Tengo una familia peculiar y estupenda, que sobrelleva la pérdida como puede.
Mi hermana Lidia murió hace ya 27 años y aún parece que fue ayer, aún te extrañamos.
Y una familia política que siempre está sí o sí.
A los 44 años sigo creyendo en las personas, la vida es más sencilla cuando tiendes la mano y no me importa equivocarme ni disculparme ni pedir perdón. Soy puñeteramente sincera (aunque me voy curando) y sigo igual de escéptica, igual de crítica, igual de bruta, igual de disponible, soy la de siempre, es lo que hay.
Y a los 44 estoy a casi nada de creer en mí (cualquier día de estos).
Lo dicho. Gracias.