Adelaida García Morales

«Pues en esos momentos me parecía que su imaginación se hacía memoria y que sus invenciones se convertían en recuerdos».
«Me espanta la casualidad para nada, lo arbitrario, lo ciego, como esas palabras huecas que consiguen articular algunos pájaros»
El silencio de las sirenas. Anagrama, Barcelona, 1993.

Es extraño como la muerte de una desconocida puede afectarnos, pero para mí Adelaida García Morales lo era y no lo era, como en sus novelas.
Creo que más que a ningún otro autor le debo mis ganas de escribir, quizás por el momento en que la leí por primera vez, apenas tenía 15 años y llegó «El Sur» una sacudida, como un primer beso o como una bofetada.
Sentí que eso es lo que yo quería hacer en la vida: contar historias, adentrarme en mi imaginario y en el de otros y contarlo.
Con apenas 23 años descubrí el significado del silencio de las sirenas…lo entendí al leer su novela homónima y llegué a ese cuento de Kafka gracias a ella.
Descubrí que el amor conjuga realidad e irrealidad a partes iguales o desiguales, que la ensoñación no es necesariamente perjudicial… o ¿y qué si lo fuese? Y lo hice en un momento crucial de mi vida.
Descubrí que la verdad no existe, solo la nuestra, la que sentimos; que la realidad en el amor es algo intangible y que da igual.
Me ayudó a entender a mi hermana, a entenderme, a dejar las culpas.
Lo digo siempre: vida y Literatura entrelazadas.
DEP Adelaida y gracias.

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