No me hago a la idea, nunca me planteé qué haría o qué sería a los 45.
Era una cifra lejana, que nunca iba a llegar, pero ha llegado.
Mi madre a esa edad era una señora y mi padre un señor, respetables, respetados.
Y yo aún ando preguntándome cómo llegué hasta aquí.
No sé si me gané el respeto ni si me importa.
No parezco una señora, no como yo lo veo, no como yo imagino a una señora de 45 años y no es bueno ni malo, es.
No sé si tuve éxito, si triunfar significa ganarse la vida, creo que yo …, así, así, estoy en ello, lo explico otro día.
Y con todo, siento que triunfar es otra cosa, y que yo he triunfado, soy afortunada, mucho, mucho, mucho.
Tengo a Julio junto a mí, que me ganó poquito a poco, que entiende la libertad como poca gente, a quien admiro profundamente y quiero, sin adjetivos.
Tengo dos hijos maravillosos que no sé cómo han crecido tanto, de los que aprendo cada día y descubro el mundo por sus ojos y que son muy muy buena gente.
Y una familia estupenda y ¡rara de narices!, aprendí a vivir con ello, a no renunciar, a querer tenerlos y querer estar junto a ellos, por muy perros verdes que seamos.
Siento las ausencias, cada año un poco más, y los echo de menos.
Tengo hermanos maravillosos, incluyo a los cuñados (plural que incluye el femenino) con hijos excepcionales ¡qué orgullosa estoy de los sobris!
Trato de no perderme lo esencial de todas las personas que quiero, aunque a veces me distraigo…. y me digo: “no te distraigas, no te distraigas, no te distraigas, tienes que estar, estar, estar, estar, estar”…, pero a veces no lo consigo, ya sabéis, me pierdo en un estado mental entre la ensoñación y el despiste, pero lo intento.
Me esfuerzo por cuidar a los amigos y lo bueno es que no me cuesta esforzarme, estoy deseando saber de todos ellos, de los que están a diario y de aquellos con los que mantengo los lazos a pesar de la distancia y los años.
Y si no lo dije os quiero en mi vida (os quiero) y quiero mucho y bien.
Porque no está tan mal llegar a los 45 si es para querer.
Como decía Aristóteles en su Retórica del amor : «Sea pues amar querer para alguien lo que se considera bueno, en interés suyo, y no en el nuestro, y estar dispuesto a llevarlo a efecto en la medida de nuestras fuerzas».
Y amigo es el que ama y es correspondido en su amor, y creen ser amigos los que creen encontrarse en esa disposición mutua».