El hijo del legionario de Aitor Sarabia
Hacía tiempo que un libro no me había conmovido tanto.
Conmover como: “Perturbar, inquietar, alterar, mover fuertemente o con eficacia. Enternecer (mover a ternura)”.
Conozco al autor de oídas.
Julio Sanz siempre habló de él con admiración por su trabajo, fue profesor de diseño de Aitor en Bellas Artes en Cuenca. Recuerdo el día que llegó con un librito “Tus ídolos favoritos” que le había regalado Aitor. Verse allí retratado lo conmovió. Ser en parte referente de alguien con tanto talento es halagador a la vez que ruboriza y que lo exprese públicamente es de agradecer y así me lo hizo saber.
Me hablaba de cuando en cuando de Aitor, de sus exposiciones, Julio y yo siempre bromeamos, tiene un don especial para descubrir talentos, pero nunca compra los originales…, por pudor, o quizás para que nadie piense que se aprovecha de sus alumnos. ¡Así no hay manera de hacerse ricos…!
De eso conocía a Aitor, de oídas, por Julio.
Ahora lo conozco por su obra y es tan explosiva que consigue que me olvide de sus faltas de ortografía y eso, que podría no tener relevancia alguna, dicho por mí, es mucho decir.
Me recuerda a Madre, vuelve a casa de Paul Hornschemeier, una de mis novelas gráficas de cabecera, no se parecen en nada en lo que respecta al lenguaje plástico (gráfico), pero hay un algo en lo literario que los acerca, una especie de desazón que el autor logra que percibamos y que también tienen los escritos de Van Gogh, uno de sus referentes o al menos eso nos dice.
Es curiosa la elección de sus lecturas de cabecera, dispares, que nos ofrecen una inquietud intelectual interesante.
Es una novela gráfica para adultos. Clara, concisa, sabe de donde parte y adonde quiere llegar. Construye una estructura circular, y va dando los pasos necesarios para cerrar el círculo y poner un punto y seguido, un alto en el camino que le permita poder iniciar otro nuevo.
Aborda todos los temas, los viajes que uno realiza en la vida, la familia, la amistad, el amor, el aprendizaje, la muerte. Los temas que hacen que la Literatura perdure y lo hace desde la emoción y una sinceridad que perturba.
Gracias Aitor.
El hijo del Legionario, Aitor Saraiba, Ediciones Ponent, Colección Crepúsculo, Alicante, 2011
PD. El otro día me encontré otro libro suyo en la librería, ya van unos cuántos y recordé estas líneas esbozadas y olvidadas hace más de tres años; hoy decidí compartirlas.