La lectura a finales de la primavera de «La última posada» (las memorias de Imre Kertész) me ha llevado a releer «Sin destino» y me ha vuelto a golpear.
De todos sus libros y de todos los libros que he leído, es uno de los que más me ha marcado en todos los sentidos, tanto en las formas, maravillosamente escueto y depurado, como en el contenido, con un análisis filosófico de la condición humana pocas veces, en mi modesto parecer, alcanzado.
Un imprescindible.
«Lo principal era no abandonarse; algo siempre pasará porque nunca ha pasado que algo no pasara, eso me enseñó Brandi Citrom, afirmación llena de sabiduría que él había aprendido en el campo de trabajo.» Pág. 140
«No comprendía cómo no les entraba en la cabeza que ahora tendría que vivir con ese destino, tendría que relacionarlo con algo, conectarlo con algo, al fin y al cabo ya no podría bastar con decir que había sido un error, una equivocación, un caso fortuito o que simplemente no había ocurrido». Pág. 259.
«…allí estaba yo, aceptando cualquier argumento con tal de poder seguir viviendo». Pág. 262.
«Sin destino» Imre Kertész Berlín, (1975). Ed. Acantilado, Barcelona, 2001. Traduccion de Judith Santos.