Adelaida García Morales, de nuevo

url

Nos desayunamos con la noticia de que ha sido publicada una obra escrita por Elvira Navarro, cuyo título nos lleva a pensar que descubriremos algo de Adelaida García Morales, de  sus últimos días, pero al leer el artículo del director Víctor Erice «Una vida robada» (exmarido y padre del hijo menor de Adelaida) descubrimos que no, que solo es una excusa para vender un libro que sin el uso del nombre de la escritora posiblemente ni siquiera habría sido publicado.

Yo no voy a leer esa novela, aprovecharé este impulso para leer los textos de Adelaida que todavía tengo en barbecho (ya son pocos), porque una lee lo que puede, no siempre lo que quiere.

Hace un par de años al enterarme de su muerte escribí  un texto sobre ella  y recuperé un par de citas de una de sus novelas, curiosamente son esas citas, las palabras de la autora, las que me sirven para cimentar mi argumentación al respecto.

“Pues en esos momentos me parecía que su imaginación se hacía memoria y que sus invenciones se convertían en recuerdos”.
El silencio de las sirenas. Anagrama, Barcelona, 1993.

Al hilo de esta primera cita me doy cuenta de que el problema es que Elvira Navarro usurpa la memoria y los recuerdos de quienes sí conocieron a García Morales. La ficción si es ficción tiene que ser ficción, porque, aún a riesgo de parecer un galimatías, una ficción a medias es hacer trampas, sí ya sabemos que Italo Calvino o Borges inventaban hasta los pies de página, el problema no es esa invención, el problema es la mentira. Usar el nombre real para vender y la invención para rellenar lo que no se sabe ni se quiere saber.

La autora, Elvira Navarro, se ampara en la ficción para justificar su texto, como si esa ficción la liberase de tener que ser honesta con el lector, el de su novela; con las personas que quisieron a Adelaida; con los lectores de Adelaida y con la gente ávida de conocimiento.

Escribió García Morales:

“Me espanta la casualidad para nada, lo arbitrario, lo ciego, como esas palabras huecas que consiguen articular algunos pájaros”
El silencio de las sirenas. Anagrama, Barcelona, 1993.

Palabras huecas las de Elvira Navarro que hubiesen molestado, sin duda a  a la mismísima Adelaida o cuanto menos a sus personajes.

Hace ya muchos años que la lectura de las obras de Adelaida me hizo comprender que, por complicado que sea tu mundo literario (e incluso el real), la única manera de ponerlo en orden es la síntesis y la pulcritud en lo que se escribe, pero para ser pulcro hay que ser antes que nada honesto, al menos con uno mismo. Y para que eso además sea Literatura, lo esencial son las formas y no el marketing y las ventas, algo que olvidó Elvira Navarro.

Anuncio publicitario

2 comentarios en “Adelaida García Morales, de nuevo

  1. Lpunto Garcés dice:

    Un comentario límpido y sincero, que en estos días en los que Elvira Navarro desgrana sin cesar argumentos imposibles para tapar su operación de autopropaganda y márketing, se agradece especialmente. Los que tuvimos el honor de ser amigos de Adelaida sabemos que a ella le hubiera horrorizado verse paseada y exhibida dentro de ese libro, descrito cínicamente por su autora como un «homenaje» (aunque reconoce que no ha querido saber nada más de ella, aparte de lo que vio en su libro de texto de BUP) y una reivindicación de sus obras, a las que describe como endebles (salvo las dos primeras). En resumidas cuentas, cuando intentan embrollarnos con teorías peregrinas sobre los límites de la realidad y la ficción y demás zarandajas, un comentario como el tuyo transpira de verdad,sensatez y respeto por la memoria de la desaparecida.(Por cierto, te recomiendo que leas la opinión de Juan Marsé al respecto hoy, en La Vanguardia. No tiene desperdicio).

Comenta, si quieres.

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s